
Italia está perfectamente comunicada por vía aérea al resto del mundo, pero también sigue siendo posible llegar en tren, a través de la densa red de autopistas o a través del mar.
Moverse dentro del territorio italiano es fácil: existen conexiones aéreas entre las principales ciudades con frecuentes vuelos diarios. La red ferroviaria se extiende a lo largo de más de 15.000 kilómetros y cubre de forma homogénea todo el territorio nacional, así como la densa red de autopistas, autovías y carreteras estatales que permiten alcanzar velozmente todos los ángulos de la península. Distintos ferrys y barcos unen frecuente y rápidamente las islas a la tierra firme en sus principales ciudades costeras.
Los ciudadanos europeos pueden entrar y circular por Italia simplemente con el carnet de identidad mientras que los ciudadanos no europeos necesitan el pasaporte. Obtener la documentación de acceso turístico es muy fácil y para cualquier requerimiento embajadas y consulados ofrecen un óptimo servicio de asistencia.
Las normas de tráfico están reguladas por el llamado “Codice della Strada”, válido únicamente en el territorio italiano. Debido a la variedad territorial es recomendable obedecer con atención las señales del territorio en el que se encuentra.
La capacidad de acogida turística de Italia se adecúa a los más altos estándares internacionales y se conjuga con la pasión y la hospitalidad típica de los italianos.
El clima es templado y soleado, aunque se recomienda siempre informarse sobre la situación meteorológica del país.